jueves, 5 de mayo de 2016

Coto abierto

Caza social, recreativa y sostenible.

Unión Nacional de Asociaciones de Caza (UNAC)

Hoy, Antonio Mota, secretario de UNAC, nos relata la importancia de la caza social para mantener el arraigo de la tradición.

La caza social, recreativa y sostenible es todo lo relacionado directa o indirectamente con las personas que poseen una licencia de caza y la practican de manera recreativa agrupándose en sociedades, asociaciones o uniones de cazadores sin ánimo de lucro, sin un fin deportivo o competitivo, ni económico o mercantil, basado en el beneficio y autocontrol mutuo y en el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales de un territorio que custodian; donde la actividad o acción que se desarrolla en el ejercicio o gestión de la caza no pone en peligro las poblaciones de especies cinegéticas y no cinegéticas, ni sus hábitats, y sus miembros como propietarios, nativos o vinculados en dichos lugares rurales se involucran socialmente en su organización, transmitiendo de generación en generación sus actividades, patrimonio, conocimientos y tradiciones.

Debemos preservar la caza social
Tendríamos que retroceder a la prehistoria para encontrar la verdadera razón de la existencia de la caza social en las sociedades de cazadores-recolectores, una organización social a través de la caza y los cazadores que ha inculcado comportamientos y valores al hombre, y se ha transmitido de padres a hijos y de abuelos a nietos, a lo largo de siglos.

Las sociedades de cazadores-recolectores han sido una de las formas de organización y de subsistencia social más antiguas y persistentes de la historia del hombre: estableciendo jerarquías, trabajos en equipo, división de tareas, movilidad, sostenibilidad de los recursos naturales, conocimientos territoriales, medio de transmisión de información y experiencia, creación de arte, fabricación de herramientas y utensilios, etc. Una forma social de la caza que ha perdurado y aportado a la sociedad actual concepto y valores para la convivencia social y la sostenibilidad medio ambiental. Comportamientos sociales en el seno de la caza que han transcendido a lo largo de los siglos a nuestra sociedad actual.

El hombre es cazador y animal social por naturaleza y racional por evolución, lo lleva en sus genes, y vive y se relaciona con sus semejantes a través de grupos sociales, que le han proporcionado a lo largo de su historia un beneficio común y personal. Nuestros abuelos y padres durante siglos han cazado y se han relacionado en el seno de las sociedades de cazadores, como lo hicieron sus ancestros organizados en las sociedades de cazadores-recolectores, donde su característica más destacable está basada en el beneficio y autocontrol mutuo, y en el aprovechamiento de recursos naturales sin llegar a agotarlos utilizando la gestión como estrategia de ejecución.
Este aprendizaje desde la prehistoria hasta nuestros días, a través de las sociedades de cazadores, forma parte de nuestra historia, nuestras raíces y de nuestra tierra, y conforma nuestra identidad. Por ello preservar la caza social, recreativa y sostenible y abogar por los 12 derechos de los cazadores es honrar la cultura, tradiciones e idiosincrasia y las señas de identidad de nuestros antepasados.
  
La organización de la caza social
Los cazadores nos unimos mediante sociedades de cazadores con el fin de gestionar el territorio en el ámbito local-municipal. Las sociedades de cazadores se agrupan en asociaciones de caza con carácter provincial, insular o autonómico. A su vez, las asociaciones de cazadores autonómicas se vinculan entre si en una asociación de carácter nacional.

La Unión Nacional de Asociaciones de Caza (UNAC) representa a la caza social y recreativa ante las administraciones estatales; al margen de la caza deportiva (cazar más en menos tiempo) y comercial (hacer negocio con la caza).
La caza es una actividad recreativa, según define la Comisión Europea cuando habla en sus textos de la materia cinegética. La cinegética (arte de la caza) es un elemento de conservación cuando los recursos naturales se aprovechan de forma sostenible como dice la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Por lo tanto, el cazador es un elemento indispensable para el equilibrio de las poblaciones de fauna silvestre.

Sus alianzas con otros cazadores en asociaciones de cazadores son totalmente necesarias para mejorar y restaurar los hábitat de las especies cinegéticas y no cinegéticas, como desde hace décadas se viene realizando, y para involucrar a la sociedad en la preservación de nuestro rico Patrimonio Natural. Sin embargo, esa labor de preservación del Patrimonio Natural Cinegético no es reconocida desde las instituciones oficiales, ni mucho menos respaldada, aunque éstas les hayan impuesto la planificación de dicha labor a través de los Planes de Caza o planes de ordenación cinegética desde hace años.

Los Cazadores
La caza social está constituida por lo cazadores de pueblos, aldeas, y emigrantes a las grandes ciudades que con sus descendientes contribuyen con los terrenos de su propiedad y de los vecinos donde nacieron, al común territorio gestionado desde las sociedades de cazadores en las zonas rurales donde se criaron.
Cazadores con multitud de sentimientos genéticos ancestrales que no le permiten desligarse del contacto con la naturaleza, como medio de evasión y esparcimiento. Una vez se ha perdido la necesidad de cazar para alimentarse. Cazadores con grandes conocimientos del medio natural y folklore de las zonas de origen, reconocidos para otras materias, pero obviados para la caza. Cuestiones de identidad e idiosincrasia de los cazadores que les son arrebatadas por muchas administraciones cuando regulan y tratan a los cazadores y a sus asociaciones de caza como entidades deportivas.

Incluso algunos, para vivir y aprovecharse de los cazadores y de la caza, nos han hecho creer que la caza es un deporte, cuando es mucho más que un simple deporte. Por eso, es necesario la implicación y el respaldo de cada uno de nosotros en una pasión única de devolver a la Caza lo que en derecho le pertenece (Derecho de la caza 1). Sobre todo en estos momentos críticos de valores que acentúan un individualismo exacerbado provocado, entre otras razones, por una sociedad de consumo que se tambalea.

El respeto a la ley y a los derechos de los demás, son fundamento del orden político y de la paz social. La separación del mundo rural del urbano acentúa el desconocimiento de la labor de conservación que realizan los cazadores. Lo que provoca ataques continuos en contra de la caza. Por ello, depende de nosotros, los cazadores, restablecer nuestro derecho a ser tratados con dignidad, decoro y honorabilidad (Derecho de la caza 2); con una actitud positiva, modélica y respetuosa desde ésta parte. Subestimada por aquellos que desde la ignorancia nos juzgan con una falta de respeto atribuido a sus derechos extremistas, que quieren que el derecho de los cazadores empiece al terminar el suyo, pretendiendo pasar por encima de los derechos que siempre tuvieron los cazadores.

Las Sociedades de Cazadores
Las sociedades de cazadores gestionan, conservan y ponen en valor con carácter general el territorio municipal al que están vinculadas e adscritas. Trabajos de siembras, comederos, instalación de bebederos, creación de balsas o aguaderos, limpiezas arbustivas, construcción de majanos, control de predadores oportunistas, etc… mejoran el hábitat y las poblaciones de las especies cinegéticas, no cinegéticas y protegidas.

También realizan controles de plagas en relación a la agricultura o la seguridad vial. Entidades, las sociedades de cazadores, que a través de acuerdos con los propietarios custodian esa parte de nuestro patrimonio natural, el de las especies silvestres cinegéticas, como entidades de 1er. nivel. En contraposición no se les reconoce a las sociedades de caza lo que en derecho resulta evidente, lo que son y lo que hacen. Entidades para la preservación del Patrimonio Natural Cinegético, y su custodia.

En conjunto, si hiciéramos números, la caza social estaría por encima en la preservación del medio natural respecto a las inversiones reales de las administraciones u otras organizaciones. Además de dichas inversiones económicas, los cazadores, con las cuotas sociales financian las tasas de matriculación de los acotados, los seguros de responsabilidad civil, las cesiones de terrenos comunales etc., lo que supone un movimiento económico nada baladí. No proporcional, en ninguno de los casos, a la ayuda recibida desde las administraciones. Sobre todo, teniendo presentes a otros grupos conservacionistas que si perciben y no aportan. Lo que en derecho debería implicar una financiación específica y acorde para la caza partiendo de lo que ingresamos los cazadores por ese concepto.

Resulta esencial que las sociedades de cazadores recojan en sus Estatutos sociales esas labores a favor del medio natural, que difícilmente serán reconocidas siendo entidades deportivas: Clubes y federaciones deportivas amparadas en leyes deportivas y registros que tienen otros objetivos a la caza.

Filosofías deportivas introducidas a martillazos durante décadas con el fin de que algunos puedan vivir de la caza y los cazadores, como ha quedado demostrado sobradamente.

Sin embargo, los cazadores y las asociaciones de caza cuentan con las leyes de caza. Normas eminentemente ambientales aplicadas desde las consejerías de Medio Ambiente o relacionadas con el Medio Rural en la que la principal finalidad es la de fomentar, proteger, conservar y aprovechar ordenadamente los recursos cinegéticos. Fines también contenidos en los Estatutos de las Sociedades de cazadores.

Leyes de caza que para regular la organización de los cazadores y de sus agrupaciones acuden en muchas ocasiones a la parcela deportiva. Cuando sólo unos pocos cazadores practicamos el deporte de forma puntual y compitiendo en el seno de la caza. Aunque el noble arte cinegético tenga intrínseco el ejercicio físico, como otras actividades lo tienen y no por ello son deportivas. Si esto lo sumamos a que nuestras sociedades de caza gestionan territorio y no deportes. Entonces representa un derecho que desde la ley de caza correspondiente contemos con una regulación conforme a la realidad que practicamos. 



UNAC para territoriocinegetico.com