miércoles, 8 de febrero de 2017

Coto abierto

Bea Alcoya, ANATUR.

Hoy conocemos a Beatriz Alcoya, bióloga que nos cuenta cómo fueron sus inicios en la caza, destacando la unión del sector para la perduración de nuestras tradiciones.


Si tuviera que definirme en dos palabras, sin duda diría que soy naturaleza y caza. Dos términos que definen mi vida desde el primer suspiro hasta hoy. 

Por mis venas corre sangre montera, nieta e hija de cazadores, que tomaron el campo como parte fundamental de sus vidas y que me enseñaron desde mis primeros pasos a amar la naturaleza a conocerla y a respetarla.

Mi abuelo, un gran cazador de esos de los que nunca se para de aprende. Mi padre, un experto cazador, taxidermista y un apasionado de la naturaleza que me enseñó todo lo que sé y del que sigo aprendiendo a día de hoy. 

La caza ha estado presente en mi vida desde mi nacimiento. Con tan solo 6 o 7 años, acompañaba por primera vez a mi padre en un día de caza menor a la perdiz, día duro e intenso para mis cortas piernas, las muestras de los perros y los lances fueron constantes, el arte de la caza en estado puro, que cautivaron todos mis sentidos y la inocencia de una niña que desde ese instante supo que quería seguir los pasos de su padre, ser cazadora. 

Pronto comencé en el mundo de las rehalas, me gustaba estar con los perros, conocer sus nombres y sus historias, y me gustaba cada vez más vivir los lances con ellos de primera mano, al fin y al cabo, las rehalas son sin duda el alma de la montería española, y su pilar fundamental. 

Y así poco a poco es como una niña que empezó como morralera se convirtió en cazadora. 

Con el paso de los años la pasión por el campo y la caza pasaron a convertirse en mi meta profesional y decidí estudiar biología, la caza me había enseñado que el campo debe ser cuidado y respetado y para ello, para poder hacerlo correctamente, tienes que conocerlo en toda su profundidad. 

Para muchas personas ajenas al mundo cinegético ser biólogo y cazador es algo completamente opuesto, pero nada más lejos de la realidad... Cuando la caza se entiende por lo que es, un arte, incluso me atrevería a decir que una ciencia, es cuando se entiende que la mejor manera de conservación de nuestros ecosistemas pasa por una buena gestión de los mismos en la que la actividad cinegética es una de sus bases fundamentales. 

Cuando comencé mis estudios me percaté de los movimientos ecologistas que estaban surgiendo en el país y en el mundo entero, personas de todos los lugares que sin conocimiento real del medio ambiente y sentados delante de un ordenador en su piso de la Gran Vía madrileña, estaban formando una completa revolución por la defensa de los animales, equiparándolos a los humanos incluso poniéndolos por encima de ellos. Jugando psicológicamente con la sensiblería de las personas ajenas al campo, y robando el discurso a los verdaderos ecologistas defensores del medio ambiente.

Y así, sin darnos cuenta, estos grupos animalistas avanzaban en adeptos y en organismos políticos, llegando a ser uno de los partidos emergentes más votados de las últimas elecciones. 

Con el paso del tiempo estos movimientos se han vuelto cada día más feroces y agresivos hasta el punto de que los integrantes de la sociedad cinegética, taurina y rural hayamos podido temer por nuestros propios intereses tanto personales como profesionales, personas que lejos de poder llamarlos humanos, tienen una afán psicótico por humanizar a los animales dando como resultado la deshumanización de su propia especie. 

Por todo ello y después de vivir en mi propia piel los ataques de estos grupos animalistas, te das cuenta de que nuestro sector necesita unión, necesita formar un grupo capaz de luchar por lo que amamos, por lo que somos, por la realidad de la raza humana y de ahí mi integración en el partido político ANATUR (Acción Natural Ibérica), el único organismo con capacidad de defensa de nuestro mundo en el Congreso, el único partido político de España capaz de defender nuestros intereses. Un partido formado por personas de diversas ideas y conocimientos que se unen en un mismo grupo para la defensa del mundo rural, la caza, la pesca, y la tauromaquia. 

Desde mis inicios en RRSS por la defensa del mundo cinegético, mi discurso siempre ha sido el mismo, la caza hay que defenderla como lo que es, un arte, hay que defenderla desde el conocimiento, desde la ciencia y desde la educación, educación importantísima tanto para mayores como para las nuevas generaciones de futuros cazadores, hay que apostar por la cultura rural, que tanto se está perdiendo en este país, tenemos que apostar por lo natural, por lo real, por todo aquello que hoy nos hace ser quienes somos. Hay que apostar por la unión del sector, por que juntos somos fuertes, pero separados somos vulnerables.