lunes, 28 de noviembre de 2016

De barrera a barrera

Manuel Orti Baquerizo
Hoy Manuel Orti Baquerizo, nos comenta qué es Videoproducciones Al-Andalus S.L. su historia y demás peculiaridades de la filmación cinegética.


TC. ¿Qué es vídeo Al-Andalus? 

MO. Videoproducciones Al-Andalus, S.L. es una productora que nació allá por 1.983 y que actualmente dirigimos mi hermano Vicente y yo. Aunque inicialmente también nos dedicamos a la fotografía, esa faceta la abandonamos hace tiempo. 


TC. ¿Cuáles son sus principales características? 

MO. La principal característica quizás sea que buena parte de nuestra producción se dedica a temas de caza, pesca y naturaleza, antes como producción propia y para empresas distribuidoras, y ahora para televisión fundamentalmente, aunque también realizamos reportajes industriales y de otra índole. 


TC. ¿Cómo, cuándo y dónde surge la idea? 

MO. Aunque los dos tenemos formación universitaria, la afición al cine, a la fotografía y también a la caza, que heredamos de nuestro padre, nos pudo más, y desde que se fundó la empresa nos dedicamos profesionalmente a esta actividad, por lo que llevamos más de treinta años en este mundo. 


TC. Entrando en un aspecto más personal, ¿nos puedes comentar de dónde te viene la afición cinegética? 

MO. Como he dicho, me vino de mi padre, que era un gran amante de la caza. La primera vez que lo acompañe tendría unos siete años, y ya ha llovido mucho desde entonces, así que son muchos años disfrutando de esa pasión. 


TC. ¿Qué tipo de modalidades has practicado y/o practicas? 

MO. Desgraciadamente llevo años sin cazar con armas de fuego porque el trabajo no deja tiempo para ello. La temporada cinegética la paso grabando, así que sólo queda resignación, pero con la cámara sí que cazo a menudo, porque estar grabando en un puesto de montería, de palomas, de perdices, o en un rececho, te permite sentir las mismas emociones que a un cazador. No siempre es necesario apretar el gatillo para cazar. 


TC. ¿Cuál es la que más te gusta? ¿Por qué? 

MO. Me gustan todas las modalidades porque todas tienen su encanto. Es cierto que la montería me atrae mucho por la emoción que se siente cuando entra una res al puesto, pero ni mucho menos desprecio un buen ojeo de perdices salvajes, un puesto de zorzales o una cacería de conejos. Y no hay que cobrar muchas piezas para pasarlo bien, ni mucho menos. 


TC. Actualmente te encuentras inmerso en el sensacional proyecto ofrecido por Canal Sur, Lances. ¿Cuál es la esencia del programa? 

MO. El mensaje que desde siempre hemos querido transmitir es el de que la caza y la pesca, si se practican como es debido, pueden ser compatibles con la conservación de la biodiversidad. Suena a tópico, pero es así. Hay que respetar las vedas, los cupos de capturas, dejar de ver a los depredadores como alimañas, erradicar el veneno… Todas las especies tienen una función en la naturaleza, y en el caso de la caza no podemos pretender convertir el campo en una granja. La caza, como ya escribiera Ortega y Gasset, ha de tener escasez, incertidumbre y dificultad. Cazar no siempre ha de sinónimo de cobrar una pieza, y ese es el mensaje que tratamos de transmitir en cada programa. También incidimos con insistencia en que hay que recoger las vainas vacías, cajas de los cartuchos, de los cebos de pesca… dejar el campo limpio. 


TC. ¿Qué importancia crees que tiene para la caza y la pesca este tipo de programas? 

MO. Este tipo de programas son muy importantes hoy día en que la caza tiene tantos enemigos para demostrar que es una actividad consustancial al ser humano, y que si se practica como es debido no presenta ningún riesgo para la Naturaleza. Una gran parte de la población es urbana ya no está acostumbrada a convivir con la muerte de los animales, y han llegado a humanizarlos de tal manera que se escandalizan por una escena de caza y no sienten lo más mínimo cuando se emiten imágenes de las guerras que azotan el mundo. Tampoco se ruborizan cuando, en cualquiera de los muchos programas de cocina que están tan de moda, cortan por la mitad una langosta viva o abren una ostra, también viva, y la rocían con limón. Eso se ve normal, pero la caza… ¿Y la Naturaleza, no es cruel? ¿No sufre un animal que es comido por otro? Con toda seguridad, más que con un disparo de rifle o escopeta. ¿Y qué me dicen de las granjas de gallinas y los mataderos? 

Y en otro orden de cosas, ¿qué eran antes nuestros parques nacionales? Pues simple y llanamente, cotos de caza, y además, privados, lo que quiere decir que la gestión que desde hace años se ha llevado a cabo no ha sido mala, sino todo lo contrario. 

De no cazarse, las especies aumentarían sobremanera y se propagarían enfermedades, como ha pasado en muchos casos. 

Es por ello que con estos programas intentamos que la Sociedad vea la caza como algo natural y necesario, como siempre ha sido. 


TC. Después de tantos años pisando campo, ¿podrías comentarnos la anécdota, lance o vivencia que más te haya marcado? 

MO. Hay dos lances que no olvidaré nunca: uno, el de mi primer venado y con el que me hicieron “novio”, y además acompañado de mi padre; otro fue también a un venado, en un puesto muy sucio, con un pequeño cortadero de apenas cinco o seis metros. Cuando escuché el tropel me preparé sabiendo que sólo iba a poder realizar un disparo, y cuando apareció el venado le corrí la mano y apreté el gatillo, cayendo de inmediato. Era pequeño y defectuoso, pero el lance, que es lo cuenta para mí, inolvidable. 

Después tengo infinidad de lances de mayor y menor, tanto con la escopeta como con la cámara, y puedo cedir que me considero un privilegiado al trabajar en lo que más me gusta. 


TC. ¿Qué futuro crees que le depara a la caza? 

MO. No hace tantos años que en las ciudades se vendían animales vivos en las calles, sobre todo en fechas señaladas como Navidad, y se mataban en los domicilios particulares, y a nadie le extrañaba. Y qué decir de la matanza del cerdo. Esas prácticas se han ido perdiendo, sobre todo en las ciudades, y las nuevas generaciones no conviven con la muerte de los animales, van a cualquier supermercado y los encuentran troceados y fileteados en bandejas, pero no han visto el animal del que proceden, y muchas, muchísimas personas han caído en las redes de un ecologismo barato carente de sentido y fundamento que ataca a la caza sí o sí. 

Con todo esto, el futuro dependerá de los cazadores, de que sepamos convencer a la ciudadanía de que la caza, bien entendida, es necesaria, que es la actividad menos nociva para el campo. Hoy día parece que no está bien visto decir públicamente que uno es cazador, y sería bueno que personas de cierta relevancia en nuestra Sociedad y que son muy cazadoras lo dijesen abiertamente, no hay que avergonzarse de decir: sí, soy cazador. Eso, ayudaría bastante.