miércoles, 25 de abril de 2018

De barrera a barrera

 José María Mancheño.
Hoy charlamos con José María Mancheño, actual presidente de la Federación Andaluza de Caza, que nos da su particular visión sobre el estado actual de la caza, además de conocer su día a día enfocado a la pasión cinegética.

TC. ¿Quién es José María Mancheño?

JMM. Soy un cazador más, malagueño, de pueblo, abogado en ejercicio, esposo y padre de un hijo. Aficionado a la lectura, al basket, al campo y a la caza. Desde hace algo más de 7 años, presido la Federación Andaluza de Caza, la más grande en número de federados de todas las autonómicas de caza.


TC. ¿Cuál es la principal función de un presidente de la FAC?

JMM. Mi labor es representar a la Federación Andaluza de Caza y los intereses de la caza andaluza ante las diferentes administraciones públicas así como en numerosas reuniones, eventos, jornadas, charlas ... que se suceden de manera continua. Defiendo una caza sostenible, respetuosa con el medio ambiente y generadora de riqueza, ya sea económica, social y cultural. Personalmente y por mis raíces, me identifico con una caza social, entendiendo por ésta aquélla que se practica en nuestra tierra, por cualquier cazador independientemente de su capacidad económica y mediante el asociacionismo que representan las sociedades de cazadores: la unión como cauce para acceder a la práctica de la caza.


TC. A muchos cazadores nos preocupa el actual momento de juicio social que vivimos en nuestro día a día. ¿Hay solución para parar este enjuiciamiento subjetivo?

JMM. No es nada fácil responder a esta pregunta ya que son muchas las causas y razones que están detrás de esa opinión contraria a la caza.
Si pensamos en el animalismo, yo respondo que es imposible encontrar una solución ya que este movimiento político lo que persigue es la prohibición de la caza, sin más. Si pensamos en la sociedad en general, dejando a un lado el sector animalista, creo que podemos invertir la negativa opinión que la sociedad urbanita tiene de la caza pues en el mundo rural está plenamente aceptada. Para mejorar nuestra imagen debemos promocionar y fomentar el conocimiento de la caza entre la sociedad en general, hemos trabajado muy poco en los últimos 20 años al respecto y tenemos que hacerlo. Cualquier cazador sabe que la caza no consiste en salir al campo y atrapar un animal, sabemos que la caza es mucho más, representa mucho más y significa mucho más. Todo ese “mucho más” que nosotros conocemos es el que debemos mostrarle a la población no cazadora, somos unos auténticos desconocidos en pleno siglo XXI.


TC. Existen dos cuestiones primordiales para el sector de la caza. El relevo generacional y la animadversión social. ¿Cuál es el estado real de estos dos aspectos?

JMM. En mi opinión están íntimamente ligadas ambas cuestiones. El relevo generacional no se está comportando con la celeridad que nos gustaría a los cazadores y debemos trabajar por fomentarlo; por el contrario, la animadversión social que despierta la caza está creciendo enormemente y empieza a ser muy preocupante, habría que buscar sus razones en la despoblación del mundo rural, el desconocimiento que existe en la ciudad sobre todo lo que rodea al campo y el ascenso del animalismo en la sociedad actual ayudada por los medios de información generalistas. Esta cuestión daría para una sola entrevista.


TC. Con los datos sobre la mesa. ¿En qué momento nos encontramos a la hora de hablar de gestión?

JMM. La gestión cinegética es nuestro país es una gestión moderna y eficaz que, sin embargo, necesita mejorar y adecuarse a los tiempos actuales. Toda gestión cinegética debe tener en cuenta que la caza es un recurso natural renovable, una sobreexplotación del mismo conllevará a su desaparición. En la actualidad, la gestión cinegética de la caza menor es la que más dificultades se encuentra a diario debido fundamentalmente a los rigores de los actuales usos agrícolas; a nivel de caza social, la caza andaluza ha agotado todas las posibilidades de gestión cinegética de caza menor, las soluciones en relación a la perdiz o a la tórtola común, por ejemplo, ya no están en manos de los cazadores. En caza mayor, estamos asistiendo a una muy buena situación a todos los niveles y, por ello, nos encontramos a un muy buen nivel de gestión cinegética, los resultados están ahí desde hace años.


TC. ¿Qué modalidades cinegéticas practicas?

JMM. Fundamentalmente, el rececho y la caza en mano.


TC. Muchas son las vivencias en relación con el mundo de la caza. ¿Nos podrías relatar ésa que más te ha marcado?

JMM. Mis dos últimos recechos con mi hijo Fernando (14) y mi sobrino Javier (6). Creo que, sin lugar a dudas, tengo el relevo generacional garantizado en mi familia. Fueron recechos con una exigencia física más bien baja -debido a la edad de mi sobrino- pero asistir a las opiniones, explicaciones y cuestiones que estos dos “personajes” realizaban mientras caminábamos tras las cabras y muflones fue una experiencia muy grata. Su interés por conocer todo, su manera de disfrutar del campo, sus caras de satisfacción tras abatir las piezas y el respeto con el que trataron a las piezas se quedan para mí. He encontrado a dos acompañantes de categoría para mis próximas salidas recechistas.


TC. Nos defines qué es para ti la caza.

JMM. En esencia, es una forma de vida, una ocasión excepcional para disfrutar del campo y sus gentes, para recuperar el contacto con amigos, con familiares ... Es el contacto con la tierra y la naturaleza, con la vida misma.


TC. ¿Qué futuro le depara a la caza?

JMM. Sin lugar a dudas, el que los cazadores sepamos darle. El presente y futuro de la caza, a cualquier nivel, depende de nosotros, está en nuestras manos. Espero y deseo que estemos a la altura, que seamos capaces de cuidar este legado, esta forma de vida, esta costumbre y tengamos la suficiente habilidad para transmitir a nuestros hijos e hijas que la caza es vivir en contacto permanente con la naturaleza, un auténtico lujo.