miércoles, 22 de marzo de 2023

Tiempos de caza, de la mano de JOCAEX

LA ÉTICA: EN EL MONTE Y EN LAS REDES


La actividad cinegética atraviesa un momento duro, muy duro… me atrevería a decir que crítico. En una sociedad cada vez más urbanita y con un colectivo cada día más animalista-pero menos humano- al frente se encuentra la caza.

Una actividad milenaria y necesaria; la fuente de alimento más sana y natural; la principal forma de gestión y control de la fauna y la mayor aliada de los pueblos, de su gente, de su economía… todo eso y más es la caza, pero, sin embargo, en la mente de muchas personas hoy en día ocupa otro lugar muy distinto.

La proliferación del movimiento mal llamado “animalista” junto a su capacidad de adoctrinamiento y el uso que hacen de las redes sociales, pone en jaque a nuestro sector, pues quieren a los cazadores muertos-literalmente- y enterrados, y no pararán hasta conseguirlo. Para ello juegan sucio y hacen de la excepción la regla aprovechando hechos aislados, accidentes y a las personas que no son realmente cazadores y que actúan al margen la ética y muchas veces de la ley, para envenenar la opinión de quienes desconocen la cinegética.

¿Y cómo envenenan? Mostrando perros en condiciones deplorables, otros siendo maltratados y en ocasiones ya sin vida. A personas permitiendo e incluso disfrutando del sufrimiento de un animal, véase el ejemplo de una persona que llega a un agarre de un jabalí y en lugar de terminar la labor y evitar el sufrimiento se queda mirando-y grabando- mientras 4,5,6 perros se ensañan con el animal en vida… ¿tú eso lo harías? Yo por supuesto que no. No fue así como mi padre me enseñó a cazar.

Inevitablemente, todo lo anterior, sin ser la tónica general ni representar a la mayoría de los cazadores, ocurre dentro del sector, y son esos hechos-entre otros- los argumentos de ese “animalismo” y la sentencia de nuestra actividad.

Todos sabemos que no hay nada perfecto en este mundo, nada. En cualquier profesión, sector, agrupación hay gente mala… y no por ello es malo es colectivo:

Cuando se da un caso de que un padre o madre asesina a su hijo o que un hombre o una mujer mata a su pareja, cae de cajón que ni todos los padres/madres ni todas las parejas son así ¿verdad? Lo mismo cuando un profesor acosa a un alumno, un policía agrede a un detenido, un médico abusa de un paciente… no se mete a estos individuos en el mismo saco de los verdaderos profesionales ¿a qué no? ¿Y qué pasa con esas supuestas protectoras de animales que en utilizan a los perros-en muchas ocasiones no abandonados o rescatados, sino robados- para lucrarse? Eso existe y sin embargo, no se generaliza como pasa con la caza.

Las redes sociales son un arma de doble filo, depende lo que subamos, se convertirán en nuestro aliado o en el peor de nuestros enemigos. El “animalismo” publica contenido a veces inventado y tergiversado y otras veces material que esos mal llamados “cazadores” les facilitan.

Por un lado, vídeos en los que se muestra explícitamente la parte más incomprensible para las personas que están ajenas al sector (un remate, por ejemplo), que son acciones normales dentro de la actividad, pero desde luego no la cara más bonita ni la que va ayudar a poner en valor la caza a ojos de esta sociedad.

Y por otro, la verdadera lacra, la mala praxis que llevan a cabo seres que no son verdaderamente cazadores: una imagen de un perro en malas condiciones o un vídeo pegándole; un audio con afirmaciones comprometedoras en relación con los animales; un vídeo en el que se muestre el sufrimiento de una pieza o una falta de empatía hacia la misma… Hay tantas, y tantas cosas, que no deberían hacerse y muchos menos subirse a redes que podría dar ejemplos durante horas… más creo que cualquier cazador que se precie sabrá a lo que me refiero.

Por todo lo dicho anteriormente, por nosotros, nuestros padres y abuelos quienes nos enseñaros esta noble afición y porque nuestros hijos y nietos puedan seguir disfrutando de ella:

Obremos bien y comuniquémoslo mejor.

Llevemos el respeto por la pieza abatida, el amor por nuestros perros y el esfuerzo por bandera; utilicemos las redes para mostrar lo necesaria que es la caza, para ensalzar sus beneficios y transmitir sus valores... pero, sobre todo, para condenar la mala praxis para diferenciarnos de aquellos que son el cáncer de la actividad y limpiar así, nuestra imagen, que tanta falta nos hace si queremos que perdure nuestra pasión.

Dejemos de dar motivos para que nos ataquen y defendamos la caza de verdad: predicando con el ejemplo.

Bea Roset de JOCAEX para www.territoriocinegetico.com


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