lunes, 28 de noviembre de 2022

Conocer es conservar, por Guillermo Cano

NUESTRAS ACCIONES NOS DEFINEN


Los que me leéis y, sobre todo, los que me conocéis, sabéis que no soy alguien fácil de enfadar, pero es que mientras escribo esto no estoy enfadado, sino decepcionado.

Decepcionado por lo visto en mi última jornada de caza, una jornada en un día que, aunque caluroso, se presentaba claro e ilusionante.

La cosa iba de montería, montería en la que en lo personal tuve la suerte de cazar un jabalí, que a buen seguro ésta, me proporcionará carne sana, salvaje y ecológica durante unos cuantos meses.

Pero no vengo a hablaros de mi situación particular, vengo a hablaros de una situación vivida ese día y, a la que por desgracia, más de uno estará acostumbrado, una situación que hace tambalearse el principal pilar que sustenta la caza en nuestros días.

La jornada había acabado y solo dos de la decena de jabalíes cazados se bajaron al pueblo, el resto … "para los buitres", por no hablar de los cazadores que repicaron en el puesto eso de "a ver quién lo saca de aquí", "ahí se queda" o "yo no lo quiero para nada".

Pero bueno, una vez puestos en antecedentes y buscando la reflexión de quién me lee, me pregunto:

¿Para qué cazamos? ¿Simplemente por el placer de apretar un gatillo? ¿Para "echar" una mañana en el campo?… Llamadme loco, porque para mí la caza dista mucho de esto.

¿Cómo explicamos a alguien ajeno a nuestro mundo que rodeamos una mancha, soltamos perros dentro y cazamos con el único fin de dejar allí los cuerpos de los animales que la naturaleza nos regala, sin brindar ni el más mínimo respeto, sin consumir su carne en la mesa?

Estamos derribando el pilar que mejor nos defiende, y nos está dando igual.

Ahora que está de moda hablar de políticos, de ecologistas… ¿No seremos nosotros, con nuestras acciones, los responsables de nuestra imagen en la sociedad?

Qué paren el tren que yo me bajo, porque está caza no es la que yo quiero, ni para mí,
ni para los que en un futuro seguirán apreciando esta actividad con el respeto y la solemnidad que se merece.

La caza, sin nobleza no merece llamarse como tal.


Guillermo Cano para www.territoriocinegetico.com


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