viernes, 10 de febrero de 2023

Con tacones y caracola, por Marta López

MI LUGAR FAVORITO

Uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz.

Hace unos días pude volver a disfrutar de lo que tanto me apasiona y ha sido mi vida durante muchos años. Tengo que reconocer que tenia mucho mono, necesitaba volver a entrar con la Rehala al monte. Me gustan mucho las demás modalidades, pero la Rehala es mi debilidad. Los que me conocéis, y seguís ya lo sabéis.

Gracias a Dios, siempre tengo amigos que me dejan acompañarles y en este caso, la rehala de Pedro José Rodríguez llevaba tiempo proponiéndomelo. Y le dije que estaría encantada de acompañarlo en una jornada y recordar viejos tiempos.

Un día antes preparando mis viejos aperos que, como buen rehalera, los sigo teniendo.  Cuchillo, delantera, cargando emisoras... Revisé el tiempo, daba muchísima agua, pero para mí no era impedimento. No me quitaría las ganas. Tanto mis padres, pareja etc me decían que vaya día había elegido, que me lo pensara bien. Pero nada impediría que entrara con los perros. Y como buena rehalera, sé que los días que llueve son los mejores para montear, aunque te mojes se llevan mejor.

La noche de antes achaco a los nervios, apenas pude dormir y encima estuve indispuesta. Volvía a mis inicios a partir monte y dar voces. No me hizo falta despertador y aun con mal cuerpo de la noche que había pasado, mi ilusión podía con todo ello.

Vestida, con mi mochila, todavía de noche y entre llovizna ponía camino a cargar perros. Una vez todos cargados pusimos rumbo a la junta, mis nervios cada vez iban más en aumento. Mientras esperábamos, me cambié tranquilamente. La suelta se hizo eterna aprovechamos mientras tanto todos los compañeros para poner lumbre por lo que pudiese pasar luego. Debido al temporal estaba todo mojado y nos costo una barbaridad.

Como el tiempo no acompañaba y había niebla la montería era peligrosa y podía ser suspendida. Rezaba por que eso no pasara. Y después de mucha espera, Alba mi amiga y Rehalera habría portones dando comienzo a la suelta. !Qué alegría!

Yo seguidamente di mis primeras voces de guerra, avisando que la montería había comenzado. Reconozco que según las daba, algo me recorría todo el cuerpo poniéndome los pelos de punta. !cómo lo echaba de menos! Había vuelto, donde mejor me defiendo entre monte y perros. Comenzaron las primeras ladras, si hay algo bonito de disfrutar es ver a los perros echar caza. Pintaba bien la mancha.

Parecía que el tiempo nos aguantaría y dejaría. El monte no era muy duro de carrascas bajas y encinas. Algún resbalón, el terreno estaba mojado. Pero se llevaba.

Fue una mañana entretenida, los perros no dejaban de mover la caza. Al llegar casi al final para dar la vuelta, empezó a llover con ganas, pero eso no era problema, nos habíamos preparado con trajes de agua. Y bajo la lluvia volvimos a batir toda la vuelta. No tuvimos agarres, pero sí muchas ladras que disfrutar. Gracias a Dios no hubo ningún percance nuestro ni con los perros. Que es lo más importante.

Una vez llegamos a la suelta, poco a poco fueron viniendo los perros y una vez todos recogidos acabamos otra jornada más.

No os imagináis lo que pude disfrutar, tanto del día como de la compañía. Agradecer a todos los compañeros de ese día en especial a Pedro, Javi y Alba. Por hacerlo posible. Y a los demás, por demostrarme que todavía quedan compañeros de los de antaño, de lo que yo conocí. Que hoy en día quedan muy pocos. Que te hacen sentir como una más.

VIVA LA REHALA Y LOS BUENOS REHALEROS.

Nunca, pero nunca, olvidéis que sois el alma de la montería, los que ahora en mi caso hacéis que disfrute cada día desde mi postura.

GRACIAS POR VUESTRO TRABAJO DE CADA DÍA.



Vístete con Territorio Cinegético
Visita nuestra marca en www.territoriocinegetico.com