Coto abierto

GESTIÓN CINEGÉTICA, FINCA EL BLANCO

Para hablar de gestión cinegética, primero tenemos que hablar de campo, porque sin un buen entendimiento de campo no hay caza, y sin caza no hay ni gestión ni nada que gestionar. 

El campo hay que entenderlo despacio, con templanza, en primera y marchas cortas. Hay que observar y entender; y entender que nunca se tiene la certeza absoluta de nada. Ser pausados y ágiles a la vez, porque el campo es tan duro como una piedra y tan sensible como una brizna de rama que se rompe entre los dedos. 

Solo una vez se haya entendido eso y ni siquiera con toda esa certeza y la sabiduría que nos han transmitido nuestros antecesores, podríamos hablar quizás de gestión cinegética. 

Como bien decían en una conocida película “la vida siempre se abre camino”, y de eso trata la gestión de que se abra camino y de que se abra camino bien. Porque la vida es un ciclo, desde lo más ínfimo e insignificante que podamos ver, a lo que casi no le damos importancia hasta el venado y el guarro que nos dejan sin aliento y nos fascinan, hacen que el corazón se pare un segundo, nos quedamos sin palabras porque nos sorprenden con su majestuosidad y poderío. 

Pero señores, para ver semejantes maravillas y llegar a contemplarlas hay que recorrer un camino, un camino que es lento que pasa por muchas fases y que tiene muchas variantes y descuidar cualquiera de ellas provoca que el error sea imperdonable. 

La constancia y perseverancia en cada detalle marcan esa diferencia a la perfección que cualquier gestor desea. Como dice el conocido poeta y compositor José León “que las leyes se respeten, En estos campos sagrados, Que se sigan criando perros, Y sigan hombres cazando”. Sabias palabras, ya que, sin respeto a los campos, ni las leyes importan ni la palabra adquiere importancia. Y una de las cosas más importantes en la gestión es la palabra, ya que si se carece de ella y de la valentía de la constancia el campo pasa una factura elevada. 

Hay que hacer las tareas con mimo, como si se le estuviera susurrando al campo. En nuestro caso, que es la caza mayor, hay que respetarla y dejarla sus tiempos, saber reconocer sus fechas y respetar los calendarios, y esa es nuestra apuesta. Los calendarios que marca el tiempo, la meteorología con sus cambios, no los del papel que todo lo aguanta. Porque para que la gestión sea correcta hay que poner todo el teatro del campo en el escenario, desde las siembras a los lagos, los comederos bien cuidados con sus rutinas y lo más importante, las hembras, las grandes olvidadas que son las que deben ser más respetadas, porque son las que dan la vida a todo lo que nos concierne y ocupa; y una vez solo una vez todo está en su sitio y la función está preparada, repetida y modificada con los cambios pertinentes, los actores principales, esos animales que nos llenan de orgullo, hacen su aparición, salen a escena y surge la magia. 

¡Bienvenidos a otro día de Gestión! 

María De la Calle Olmedilla Finca El Blanco para www.territoriocinegetico.com

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