lunes, 17 de enero de 2022

Con tacones y caracola, por Marta López

CHINA


Como sabéis, soy una apasionada de la caza y me gusta probar todas las modalidades.
Este último año, he tenido la oportunidad de empezar a probar la cetrería. Tengo que reconocer que no era algo que entrase en mis planes, no porque no me llamase la atención, sino porque el pájaro me producía bastante respeto y era algo que veía bastante complicado.

Si algo me ha llamado mucho la atención de este animal, es lo noble que es. Sinceramente pensaba que podría picar o incluso hasta llegar a atacar. Es lo que hace la voz de la ignorancia. Pero es todo lo contrario.

En mi caso, estoy empezando con una hembra de Harrys llamada China. Reconozco que no pensé que hubiera que implicarse tanto para poder cazar con el pájaro.

Son pájaros, que por decirlo de alguna manera, cada año después de su muda hay que volverles a domesticar como si de uno nuevo se tratase. Y controlar su peso ya que si no están en un peso correcto, no se puede cazar con ellos.

Su muda dura unos 6 meses, una vez acabada hay que empezar a amaestrarla y ponerla en su peso para poder darla caza. Esto conlleva pesarla todos los días, ponerla a hacer ejercicio, tanto en columpios, como con señuelos… y la comida siempre irá pesada a razón de lo que necesite para bajar su peso. Hasta que adquiera el correcto. La alimentamos de pollitos.

Para su manejo es necesario un guante de cuero, ya que ella caza con sus garras y tiene muchísima fuerza. A veces, incluso con los guantes se nota la presión que hacen (no sientes dolor, solo presión). Una caperuza para taparle la vista, sobre todo si hay animales de por medio para evitar que los vea como posible presa de caza.

Mi primer contacto con ella reconozco que estaba hecha un flan, es un animal que impone, sobre todo por sus grandes garras, que son las que utiliza para cazar. “Recuerdo que nada más cogerla mi comentario fue que si no se las podían cortar un poco”. Es lo que hace la ignorancia y no saber. Ahora lo pienso y me río de mi misma.

Pero poco a poco estoy aprendiendo he ido perdiendo ese respeto y ganando seguridad en mi misma. Porque ella, la pobre, se ha portado genial y no ha hecho ningún extraño. Todavía no hemos salido a cazar juntas, sí hemos hecho nuestros primeros vuelos para acostumbrarnos la una a la otra. Ella está preparada pero, yo todavía no me siento segura conmigo misma. Todo es cuestión de tiempo.

Sí he tenido oportunidad de verla cazar, y si algo me gusta de esta caza es que es un cuerpo a cuerpo. Aquí no hay armas de por medio. Es un animal contra otro, ver su vuelo detrás de un conejo es fascinante, nunca sabes que te va a deparar. Puede darle caza o se puede escapar. Y lo más bonito de todo esto es ver después de todo el trabajo que conlleva, como se logra el vínculo entre el águila y el cetrero, como a través de voces y signos se entienden.

Es una caza muy satisfactoria solo por el trabajo que conlleva antes de poder practicarla, y también, porque nunca sabes que va a pasar, ya que cuando sales no significa que siempre vayas a tener oportunidad de lance. Y no depende de ti, si no de ella.

Esta aprendiz de cetrera, la que ha intentado explicaros lo mejor posible este mundillo y a la que la queda mucho que aprender, os anima a todo aquel que tenga oportunidad, a probarla o incluso meterse en el mundillo, de verdad que merece la pena.

Es algo que a cualquier apasionado de los animales y la caza va a encantar, yo nunca me imaginé practicando esta modalidad.


Vístete con Territorio Cinegético
Visita nuestra marca en www.territoriocinegetico.com

Enlace Decathlon Solognac