EL LABRADOR RETRIEVER
El origen del labrador viene a través de una raza denominada perro de San Juan, procedente de la Isla de Terranova y Labrador. Ambos situados en Canadá.
Por aquellos entonces existían dos perros, uno más grande, a partir del cual se originó el gran perro de Terranova, y otro mas pequeño, al que allí se llamaba Saint John (perro de San Juan).
La raza del Terranova fue creada para ayudar a los pescadores de la zona.
El labrador surgió a través de los colonos ingleses que exportaron al Terranova a Inglaterra donde fueron clasificados inmediatamente como perros de muestra. Dada la necesidad de auxiliares que también fueran capaces de cobrar, empezaron con la cría de retrievers para obtener esta cualidad.
El tamaño del macho varía desde un mínimo de 53 cm hasta un máximo de 59 cm, mientras que las hembras son un poco más pequeñas.
El pelo es una de sus características más importantes: corto, denso, liso y bastante duro; el subpelo es grasiento, lo que le impide empaparse. El color más apreciado es el negro. También otros colores, siempre uniformes, son admitidos en el estándar, incluido el pelaje claro.
Entre sus cualidades destacan la amabilidad que va unida a la constante voluntad de satisfacer a su amo, y su cualidad instintiva que es el cobro.
Su inclinación natural a la obediencia es también de gran ayuda en los casos en los que el cazador tiene necesidad de tener el perro a su lado, preparado para lanzarse al cobro tan sólo después del disparo, y siguiendo una indicación precisa.
En definitiva, podemos decir que el Labrador retriever, se destina para multitud de tareas entre las que podemos destacar; perro de caza, perro guía para invidentes y sobre todo como fiel amigo en nuestros hogares.
¡VIVA LA CAZA!
* Fotos Nico Hidalgo Murillo.
Mª Ángeles Ayuso para www.territoriocinegetico.com
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