sábado, 28 de noviembre de 2020

De barrera a barrera

   José Mari Fernández, the last trapper

Hoy entrevistamos a José Mari Fernández, Presidente de JOCAN, conservacionista y cazador. Todo un lujo que reafirma la excelente preparación cinegética de las nuevas generaciones.

 

TC. ¿Quién es José María Fernández? 

JMF. José Mari Fernández es un joven de veintisiete años con una visión de la caza muy personal, dirigida sobre todo al conservacionismo de la naturaleza en sí. 

Busca en la caza parte de su esencia antigua, pero a la vez comprende la necesidad de que ésta esté actualizada para los momentos en los que vivimos. No concibe la vida sin ella y su continua gestión. 

Es inquieto, alegre, gracioso y le encanta sentarse con los más “viejos” (con los que se lleva mejor que con la gente de su edad) a escuchar historias de caza y anécdotas de las que pueda aprender y sacar provecho. 




TC. Tu afición a la caza, como a tantos, viene de bien pequeño. ¿Quiénes son tus maestros? 

JMF. Sí, aproximadamente desde los siete u ocho años. 

Realmente, en mi familia directa no he tenido un referente como suele ser un padre o un abuelo que me inculcase los valores de la caza desde muy pequeño, como le pasa a la mayoría. 

Sí que tengo que agradecerle todo a tres personas: En primer lugar, a mi tío Luis y mi tío Antonio, con los que salía de pequeño a cazar esporádicamente y, en segundo lugar, en especial, a Manolo Nieves, el abuelo de mi gran amigo Francisco que desde muy pequeño asumió la responsabilidad de acogerme como a otro nieto más y enseñarme, antes de coger un arma, a respetar y cuidar la naturaleza desde la perspectiva de la caza. 


TC. ¿Cuál es la modalidad que más te gusta? 

JMF. No tengo una modalidad concreta por la que decantarme. 

Las que más he practicado, por tradición de mi zona, es la montería social y las tiradas de zorzales, ya que podemos gozar de un buen paso en esta última. Tampoco me gusta estancarme en una sola modalidad, ya que si no pruebo otras modalidades ¿Cómo voy a saber si alguna de ellas no es mi favorita? 

En la actualidad, sí que es verdad que voy en busca de la caza que yo considero más pura, buscando igualar algo más la balanza en la relación cazador-presa, más sufrida y a la par más emocionante y satisfactoria a mi parecer, que es la caza con arco en rececho. 

La parte negativa es que me resulta complicado practicarla porque no es muy común en mi zona y su elevado coste. Pero sin duda, es la que más me interesa en estos momentos. 


TC. No sólo eres aficionado, sino que te has formado académicamente y sigues haciéndolo. Cuéntanos sobre ello. 

JMF. Efectivamente. Desde muy pequeño, cuando pensaba que sabía todo, pero en realidad no sabía nada, me di cuenta de que lo principal para poder entender algo tan complejo como la caza y su ligada conservación solo tenía un camino, la formación y, sobre todo, el interés en no dejar de aprender nunca, por lo que me decidí a realizar la carrera de Ciencias Ambientales, carrera enfocada a la relación del medio natural y el ser humano. 

Posteriormente realicé el Máster de Gestión Cinegética de la Universidad de Huelva para afianzar conceptos específicos de la actividad venatoria. 

En estos momentos sigo formándome como Técnico Veterinario en Asistencia y Manejo de Fauna Silvestre, ya que me gustaría poder trabajar en proyectos de recuperación de fauna silvestre como aves o de fauna en peligro como el lince ibérico. 


TC. The last trapper. ¿Por qué? 

JMF. Como he comentado antes, creo que el cazador es un pilar fundamental en la conservación, tanto de especies como de hábitats y ecosistemas completos donde se practica la actividad de la caza. 

La traducción al español de “The Last Trapper” es “El Último Cazador” o “El Último Trampero”, película del director Nicolas Vanier, que, por cierto, recomiendo a todos los amantes de la caza y de la naturaleza, donde el protagonista es un viejo trampero que narra de forma muy profunda la relación de los cazadores con el medio natural y los problemas que conllevan el mundo moderno y la tecnología (demandante, cada vez más, de terrenos y recursos) y que tienen como resultado la eliminación paulatina de la figura del cazador de la ecuación humano-naturaleza. 


TC. Se tilda a la juventud de que la caza no está entre sus gustos, es más, se asocia de contraria a toda actividad cinegética. Desde JOCAN, con datos, evitando los "a mí me parece", ¿qué salud goza la caza? 

JMF. Más que la falta de gusto por la caza en los jóvenes lo que yo observo es una desvinculación, no solo de la caza, sino del medio rural y todas las actividades tradicionales que ahí se generan. Cuando esto pasa y existen chavales jóvenes que tienen un gran desconocimiento sobre el mundo rural, ahí es donde está el problema. Jóvenes que cada vez tienen menos interés y desarraigo en el campo, y que por tanto desconocen lo esencial que es la caza para la conservación de especies y hábitats. 

En estos momentos somos más de 700 socios inscritos en la asociación Jóvenes Cazadores Andaluces y seguimos subiendo como la espuma. A pesar de esto, este número de socios, no refleja todos los cazadores jóvenes que hay en Andalucía, ni mucho menos. Por eso estamos trabajando para mejorar, sobre todo, la difusión de la asociación para poder llegar al mayor número de cazadores posibles y mostrar a la sociedad que verdaderamente, somos un colectivo unido por los cuatro costados y que no somos pocos como mucha gente piensa. 

Por dar algún dato más, en estos momentos contamos con casi de 100.000 cazadores federados en Andalucía según los datos de la Federación Andaluza de Caza de los cuales una gran mayoría son personas de menos de cuarenta años. 

Sí que es verdad que con respecto a años anteriores la cifra de cazadores en general ha caído alrededor de un 20% según algunos periódicos, pero no olvidemos que no dejan de ser tiempos difíciles donde mucha gente simplemente no está renovando sus licencias o tarjetas federativas a causa de varios factores como por ejemplo crisis económica o el COVID entre otros. Eso no significa que nos vayamos quedando sin cazadores, sino que hay momentos de altibajos, como ocurre en todos los ámbitos o sectores. 

Aun así, sigue siendo el tercer deporte en España con más federados después del fútbol y el baloncesto, con un total aproximado de 340.000 cazadores federados en toda España según la estadística del último año, y unas 770.000 licencias de caza expedidas en todo el territorio español en 2018 según el Instituto Nacional de Estadística (INE). 

Creo que, según estos datos, no somos para nada “unos cuantos”. 

A pesar de lo que mucha gente piense o en muchas zonas concretas realmente no exista un relevo generacional marcado, sí que de forma general podemos decir que los números se mantienen bastante bien, y que tanto en Andalucía como en el resto de España la caza goza de una salud extraordinaria. 


TC. Presidente de JOCAN. ¿Qué intervenciones realizáis para fomentar la caza? 

JMF. En primer lugar, comentar que Jóvenes Cazadores Andaluces es una asociación sin ánimo de lucro, anexionada a la Federación Andaluza de Caza, que lucha por preservar los valores éticos de la caza y el relevo generacional mediante eventos divulgativos, jornadas de convivencia y caza entre sus asociados. 

Vemos de suma importancia que la sociedad sea consciente de que la caza sostenible es una herramienta imprescindible de conservación, fuente de recursos alimenticios renovables y una forma de vida que está en nuestras manos y en la de todos los cazadores. 

Aprovecho la oportunidad que me brindáis en vuestra maravillosa web para comentarles a los lectores que si son cazadores del territorio español y se encuentran en el intervalo de edad de catorce a treinta y nueve años pueden sumarse a nuestra familia haciéndose socio de manera totalmente gratuita, con grandes beneficios por parte de nuestras empresas colaboradoras en descuentos de artículos/servicios del sector cinegético y con una gran oferta de eventos realizados por la asociación, (jornadas de convivencia, charlas/cursos divulgativos y de formación, jornadas de tiro al plato y caza entre otras muchas actividades, cuando el coronavirus nos deje, claro está). 

Además, en estos momentos podrán participar en los sorteos, concursos y demás proyectos no presenciales que realizamos durante todo el año, normalmente, a través de nuestras redes sociales. 


TC. ¿Qué se siente al ser el presidente de una Asociación en una Comunidad Autónoma tan arraigada al campo? 


Pues una responsabilidad muy grande lo primero, pero cuando te dan la posibilidad de enfocar la caza de la manera en que yo la veo y la vivo, no te lo piensas. 

Para ello es fundamental contar con una directiva y colaboradores capaces, que sepan trabajar duro y, sobre todo, que tengan muchas ideas nuevas para llevar a cabo esa difusión de una caza sostenible y moderna en la que trabajamos día a día para que esa información esté disponible para los más jóvenes. 

No se trata de que simplemente aprendan a disparar, sino que intenten ver más allá de saber que gramaje es bueno para tirar el conejo o con que punta de munición metálica tengo que tirar a un jabato a ciento cincuenta metros para poder pararlo, que también es necesario. 

El cazador, desde mi punto de vista, no solo tiene que saber que es un venado y diferenciarlo de un vareto para poder cazarlo. Tiene que tener un conocimiento base: legislación de su zona, fauna general y botánica, ciclos fenológicos de las especies que más le represente, los recursos necesarios para abastecerlos según la vegetación de la zona, las relaciones de cada especie con el hábitat para poder gestionar de una manera eficiente nuestros apreciados montes, entre otras muchas más cosas. 

No digo que todos los cazadores tengan que tener un conocimiento universitario o un doctorado en medio ambiente, pero sí un mínimo que abarque todos los puntos que la caza engloba. Soy de los que piensa que si algo te gusta de verdad, te tiene que gustar en todos sus aspectos, y como no, si es una actividad polémica de cara a la sociedad como es hoy en día la caza, tienes la obligación de cuidarla y dar una visión sana de ella. 

Ni que decir, que se necesita educación ambiental urgente, por un respeto primordial hacia la naturaleza, teniendo que dejar todo tal y como nos lo encontramos cada vez que pisemos el campo, o incluso mejor. Parece una tontería y algo obvio, pero es algo que hoy día se sigue viendo. 


TC. ¿Nos relatas brevemente ese lance o vivencia cinegética que más te haya marcado? 

JMF. El lance que más me ha marcado fue a un zorro carbonero que cacé con arco este mismo verano. 

Fue bastante nombrado en redes cuando conté el lance en mi Instagram, también cedí el texto y fotos a dos revistas conocidas del sector, aparte, páginas de Facebook animalistas extrajeron tanto las fotos como el texto para catalogarme como el peor ser humano que ha habido en la historia, pero bueno, por desgracia son cosas que sufrimos todos los cazadores que nos exponemos en las redes sociales. 

Os dejo el texto a continuación: 

El fantasma oscuro 

Menos mal que hice la pregunta antes de que se fuese Miguel de la Cruz. 

—¿Puedo tirar zorro? 

—Sí, sí, claro, además, zorros vas a ver alguno seguro porque hay muchos —decía Miguel mientras se marchaba hacia su postura. 

A escasas dos horas de estar inmóvil, amparado por una pequeña encina y cuando las luces del lubricán bañaban los llanos de la Sierra Norte de Sevilla, vi como una pequeña sombra oscura alargada andurreaba a unos ochenta o cien metros de donde me encontraba. 

Su paso era lento pero firme. Me di cuenta que seguramente seguía su itinerario y que no pararía a cambiar su rumbo hacia mí, por lo que, con pocas esperanzas de que me brindara mi primer lance con arco, decidí tomármelo con tranquilidad y asegurar por si acaso. 

Me paré a pensar: «tengo una punta mecánica bastante grande para el zorro, voy a cambiarla». Con parsimonia, pero con nervios, quité la flecha jabatera que alimentaba mi arco y saqué una flecha de mi carcaj con una punta bastante efectiva para zorros. 

Aquí me gustaría hacer un paréntesis y remitirme a la ley en Andalucía sobre reclamos, que cita lo siguiente: «Emplear y portar reclamos o cimbeles de especies no cinegéticas vivas o naturalizadas, o cualquier reclamo vivo cegado o mutilado, así como los eléctricos, incluidas la reproducción de grabaciones procedentes de teléfonos móviles, o mecánicos, a excepción de los reclamos manuales accionados por aire de tipo fuelle o pito para las modalidades de caza menor en puestos fijos». 

Por ello, doy las gracias a mi amigo Juan Pedro, de Pozo Lorente, que me enseñó el arte de hacer la chilla solamente utilizando la mano y la boca, sin ninguna herramienta ni reclamo ilegal de los que se incluye en la prohibición de la ley anterior, haciéndome aprender lo que yo considero un arte: el conseguir atraer un animal sin utilizar nada creado por el hombre. 

Ni me levanté de la silla, simplemente probé, a ver qué pasaba. Al primer chillido vi entre las ramas cómo se paraba, miraba hacia donde estaba yo y ponía rumbo a galope. Se me salía el corazón por la boca. 

Mi respiración ya se entrecortaba y mi mente intentaba calmarla mientras lentamente me levantaba para tener opción de tiro hacia ese lado. Estoy seguro de que me veía, pero no tenía claro lo que yo era, por eso, se paró a unos treinta metros y yo, compuesto ya completamente, antes de que pudiese extrañarse demasiado como para huir volví a chillarle. 

—Como no abra el arco rápido se me encaja a un metro y me ve —pensé. 

Rápidamente, quité la mano de la boca, agarré el loop con el disparador y tiré hacia atrás más con los nervios que con los músculos escapulares. Mientras, el zorro galopaba hacía mí. 

Llegó entre cinco y diez metros. Se para, empina las orejas y me mira. Alineo bien el peep con el visor y apunto un poco bajo con el primer pin mientras, en milésimas pienso: 

—Me cago en… le voy a tener que tirar de frente, que si no va a salir corrien… —¡ZIIPUM! No me dio tiempo a acabar de pensar, el instinto lanzó la flecha por mí. 

No se movió. No sufrió lo más mínimo. El monte siguió en silencio. Fue una extraña sensación, esa de abatir al animal y que el estruendo de un arma no rompiera la calma del bosque que anuncia la entrega de la vida del animal. Algo que solo los arqueros podrán saber a lo que me refiero. 

Al acercarme me llevé la sorpresa, no me había dado cuenta antes, pensé que la oscuridad de esa sombra se debía a la caída de la tarde, pero no, era un zorro negro como un tizón, un animal único que, sin menospreciar a ninguna pieza de las que he cazado antes, me brindó el lance más espectacular de mi vida y me regaló la peculiaridad y singularidad de su pelaje. 


TC. ¿Qué futuro crees que le depara a la caza? 

JMF. Seguramente voy a dejarme muchísimas cosas en el tintero, pero voy a intentar ser “breve” en esta pregunta y enfocarla hacia la autocrítica del colectivo. 

Como respuesta directa a la pregunta, creo que si nos encaminamos a la figura del cazador gestor, conservacionista y formado nos puede ir muy pero que muy bien. 

En estos momentos creo que hay varios factores que hacen que la caza vaya en decadencia en referencia a la información que el cazador aporta a la sociedad sobre qué es verdaderamente la caza y que a la larga puede ser un problema para la actividad en cuestión de cara a la sociedad. 

Con toda esta serie de problemas que voy a exponer pretendo hacer un poco de autocrítica como ya he comentado y buscar la reflexión, ya que es lo que los propios cazadores podemos cambiar y en lo que creo que debemos trabajar. Después existen ideologías o personas que nunca van a comprender lo que hacemos, ya sea por su sensibilidad, subjetividad o desinformación, las cuales, por mucho que cambiemos nuestra imagen, nunca nos van a ver con buenos ojos. 

Según creo o he podido ver con el paso de los años, la caza no ha estado tan castigada nunca ni ha tenido tantos detractores hasta la aparición de las redes sociales. Pienso que este ha sido el detonante para que el mundo pueda tergiversar o darle mil y una interpretaciones a una foto con un animal abatido. Antes, las fotos de grandes cacerías quedaban almacenadas en nuestro teléfono o cámaras para enseñarlas a todo cazador conocido que encontrásemos, pudiendo mostrar y contar nuestras historias en base a la foto y sentirnos orgullosos de nuestra actividad. Ahora no, ahora se sube a Instagram o se comparte vía WhatsApp y fin, siendo un arma de doble filo, ya que cualquier persona, le guste la caza o no, puede verla, comentarla y compartirla de forma negativa y dañina. 

Creo que la solución a este problema sería enfocar los perfiles de Instagram a una divulgación de información argumentada antes que poner la foto con el animal abatido, como ocurre en muchos perfiles hoy día, que lo único que se ve son fotos con piezas sin contexto ninguno. No digo que no se suban fotos de este tipo, la muerte es una fase real de esta actividad que tampoco debemos ocultar y que es necesario mostrar de forma respetuosa, pero lo que considero que no se puede hacer es referenciar la caza solo con fotos de planteles porque, por lo menos para mí, la caza es mucho más que una percha o cien animales abatidos en una junta de carne. Como decía, tenemos un arma de doble filo en nuestras manos, que si sabemos cómo utilizar para difundir la esencia caza y que la gente pueda empatizar con nosotros podremos ganar la batalla, pero si todo sigue como hasta ahora, seguramente la perdamos de cara a la imagen que damos a la sociedad. 

Como opinión personal, creo también que si las empresas del sector apostaran en gran medida por las cuentas que dieran una buena imagen de la caza y que la divulgasen de forma entendible para todos otro gallo cantaría, ya que, si las cuentas que van buscando este tipo de colaboraciones no las obtuviesen por su contenido tendrían que modificar la perspectiva de sus cuentas para obtenerlas, haciendo que mejorase un poco la difusión de una caza “menos agresiva” y más comprensible con la comunidad que se torna en las redes sociales. Esto como es normal no ocurre, y desde la perspectiva de las empresas, es entendible que se vuelquen con cuentas con mayor número de seguidores. 

Otro aspecto a tener en cuenta es lo lejano que algunos cazadores ven los problemas que tiene nuestra actividad hoy día. Muchos van a exigir que las federaciones o asociaciones que están al pie del cañón en cuanto a la defensa de la caza sean los únicos que la defiendan en su nombre, pero después ellos de forma individual no hacen nada por ella, solo ir a cazar y despreocuparse de lo que pase en el ámbito general. Otros, simplemente les da igual todo, pensando que a ellos no les afecta o simplemente le es indiferente lo que la sociedad piense de la actividad cinegética. Grave error por las dos partes, según mi opinión. 

La caza tiene que defenderse de forma colectiva (asociaciones, federaciones, etc.) pero también de forma individual, con argumentos, ya sea por conservación, por problemas de daños en cultivo, por consumo de una carne ecológica o por un largo etcétera. Argumentos contrastados y entendibles tenemos muchos, utilicémoslos. ¿De qué sirve decir “yo cazo porque es legal”? Desde mi punto de vista eso no es un argumento ya que la ley puede cambiar y hacer que la caza sea ilegal (aunque por poco tiempo ya que sería totalmente insostenible ilegalizar la caza), y después cuando no sea legal, ¿Qué argumentos utilizas? 

No podemos cambiar la visión de la sociedad sin cambiar primero nuestros errores. 

Ese cambio del que hablo solo puede darse mediante un colectivo unido, que sea capaz de dejar a un lado sus diferencias y que pelee, tanto de forma individual como en conjunto junto a los demás cazadores para mostrar a la sociedad una caza respetuosa, sostenible, legal y entendible por todos. 

Finalmente, tengo claro que la caza es una actividad esencial de cara a la conservación. Es una actividad que NUNCA VA A DESAPARECER, simplemente por su necesidad para el equilibrio de los ecosistemas, esté más aceptada o menos en la sociedad. 

Pero, ya que está en nuestras manos que esté más aceptada o no por todo el mundo, ¿por qué no cambiar esos errores para poder mejorar esa visión equívoca que la mayoría tiene de la figura del cazador? 

Piénsenlo. 

Muchas gracias a Territorio Cinegético por darme esta oportunidad de expresarme un poco más de cara al sector y muchísimas gracias a todos los que habéis dedicado unos minutos de vuestro tiempo para leer estas palabras. Gracias de verdad.

José Mari Fernández para www.territoriocinegetico.com

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