jueves, 25 de febrero de 2021

Tiempos de caza, de la mano de JOCAEX

LOS JÓVENES Y EL CALIBRE 16

Aunque el título de este artículo puede parecer extraño, a lo largo del mismo voy a intentar dar una visión de lo mucho que puede aportar este magnífico y olvidado calibre a nuestra juventud cazadora.

Sabemos que una característica propia de la juventud y, por tanto de nuestros jóvenes cazadores, son esas ganas irrefrenables de revelarse ante lo establecido, contra los dogmas de fe y el afán de descubrir cosas nuevas y romper moldes tanto en sus aficiones, como en sus actividades cotidianas.

Desde hace ya unos años va creciendo de forma imparable el uso de calibres distintos al 12 en la caza menor, especialmente para ciertas modalidades y, sobre todo, para jóvenes que se inician en la caza y comienzan su andadura cinegética. Primero con armas ligeras de calibres menores como el magnífico 28, para pasar posteriormente al calibre 20, terminado finalmente en el 12, pues parece que ese es el camino establecido “y lo que se debe hacer”.

Sin embargo, mis comienzos fueron distintos. Mi padre gran aficionado a todo tipo de armas y calibres y fan incondicional del calibre 16, me regaló para estrenarme en la caza menor una preciosa escopeta yuxtapuesta marca Grulla del calibre 16. Recuerdo que me dijo “cuando pruebes este calibre, ya no vas a querer otro”, la verdad es que aunque lo alterno con el 12 por utilizar este para la caza mayor, cuando practico la caza menor al salto mi calibre es el 16.

El calibre 16 tiene unas características técnicas que le otorgan unas cualidades balísticas extraordinarias y lo sitúan como uno de los más prácticos, deportivos y eficientes para la caza menor al salto. Además de su extraordinaria eficacia y capacidad de resolución, es capaz de aunar las ventajas del calibre 12, al que iguala e incluso diría que supera en alcance y efectividad, con la versatilidad, ligereza y manejabilidad de las armas del calibre 20.

¿Por qué realizo estas afirmaciones? primero por mi experiencia con este calibre ya que me lo ha demostrado muchas veces en la práctica cinegética, y en segundo lugar, por sus extraordinarias características técnicas que lo hacen único.

Sin entrar en profundidades de balística que puedan aburrir al lector habitual de artículos de caza, voy a tratar de resumir brevemente estas cualidades técnicas que lo hacen “especial”.

La carga nominal del calibre 16 siempre estuvo entre los 27 y 29 gramos, aunque se pueden encontrar cargas con 30 y hasta 32 gramos, pero para estas últimas sería mejor utilizar el calibre 12. Sin embargo, el 16 suelta todo su “veneno” con sus cargas habituales de 28 y 29 gramos.

La razón de los magníficos plomeos que se logran con este rango de cargas se debe a lo que los Yankees denominan “Square factor” o “carga cuadrada”, por denominarlo de alguna forma en castellano. Esto quiere decir que la longitud que ocupan los plomos de esas cargas para este calibre, prácticamente coincide con el ancho de la misma (columna de perdigones). Existe gran número de pruebas realizadas por expertos en balística norteamericanos en las que descubrieron que parece ser que esta característica otorga un equilibrio extraordinario al disparo, provocando plomeos muy buenos, en los que los perdigones viajan casi todos en el mismo plano.

¿Qué quiere decir esto?, pues que la forma del plomeo normal en calibres como el 12 y sobre todo el 20 (más con exceso de carga), suelen ser muy alargados, llegando a ocupar el denominado “puro de tiro” hasta más del 15% de la distancia del disparo, es decir disparando a 45 metros, los últimos perdigones van retrasados de los primeros hasta más de 7 metros.

Esto se aprecia muy bien disparando desde un alto hacia el suelo seco y polvoriento (por ej. a un conejo), se puede apreciar como los perdigones no golpean en el suelo todos a la vez, si no que unos llegan antes y otros después.

Traducido al disparo real sobre caza y sobre todo con piezas rápidas y cruzadas como una perdiz que va en el límite de tiro, si la alcanzan los primeros plomos que llegan (normalmente del centro de la perdigonada), los últimos llegarán tarde y no la alcanzarán nunca, pudiéndose marchar herida por falta de plomos. Sin embargo, si disparamos a un blanco estático, el mismo plomeo aparecerá con una concentración de perdigones mayor sobre el blanco, que en la práctica no es real.

El “Square factor” o relación carga/calibre del calibre 16 (y también en menor grado en el 28), provoca que los plomos viajen todos a la vez alcanzando a la pieza todos los que cubren su superficie (y en mayor número). El efecto es una contundencia y alcance mayores que en otros calibres. Por esta razón el plomeo del calibre 16 es más perfecto que el de otros calibres con sus cargas habituales.

Desgraciadamente, este calibre que a principios del siglo XX fue el más popular en nuestro país y era un calibre europeo por excelencia, a mediados del siglo XX fue marginado por intereses de la industria norteamericana y su extraordinaria capacidad de marketing, imponiendo en el mercado sus calibres que eran el 12 y el 20.

Como me sucedió a mí para nuestros jóvenes puede ser un reto y una oportunidad descubrir y resucitar este extraordinario calibre, no solo para iniciarse en la caza, también para su práctica habitual.

Una escopeta moderna en calibre 16 ronda los 2,7 kgs, con un retroceso suave, es más contundente y con mayor alcance que el 20, codeándose sin complejos con el 12 en distancias límites y en mi opinión hasta superándolo en algunos casos. Afortunadamente, marcas como Browning están comenzando a apostar por este calibre, fabricando una semiautomática denominada A5 Sweet Sixteen y alguna superpuesta. También en Italia donde existen muchos seguidores de este calibre algunas marcas fabrican superpuestas, aunque nada como nuestras clásicas yuxtapuestas de las que todavía es posible encontrar alguna en buen estado.

La munición actualmente se encuentra sin problemas, a poco que uno se esmere en buscar, existen marcas nacionales y extranjeras que lo cargan.

Creo que para los jóvenes cazadores sería un calibre extraordinario que aúna lo mejor del 12 (potencia y efectividad) y lo mejor del 20 (ligereza, manejabilidad y deportividad), ya que el 20 actualmente es un calibre “prostituido” por la industria, cargándolo muy por encima de sus cargas nominales de 24-26 gramos y por tanto desvirtuando sus plomeos.

La deportividad y la ética que deben aprender y practicar todos los jóvenes cazadores en la práctica cinegética estarían aseguradas con este calibre, que cierra más que el 12 aproximándose al 20 con cargas similares haciéndonos a la larga mejores tiradores y mejores cazadores.

Andrés Gregorio Sánchez para www.territoriocinegetico.com

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